domingo, 5 de noviembre de 2017

Increíble abdución en pleno vuelo de un piloto


El caso del piloto australiano Freddy Valentich fue uno de los más sorprendentes de la historia, debido a que gracias a su retransmisión por radio quedó registrado mostrando así su veracidad.



En exclusiva en la red presentaremos los últimos 16 segundos de la grabación que han permanecido 36 años en poder de los servicios secretos australianos

miércoles, 20 de septiembre de 2017

El caso Kelly Hopkinsville



Al caer la tarde del 21 de Agosto de 1955, la familia Sutton, compuesta por Elmer, Vera, John y Alene, eran huéspedes de la familia Langford, compuesta por Glenie y sus tres hijos, Lonnie, Charlton y Mary, junto con su amigo Billy Taylor y su mujer June.

 A eso de las 19 horas, Billy salió de la casa para ir a buscar agua a la fuente de la granja y beber un trago. Mientras estaba fuera vio un objeto extraño "realmente muy brillante y con todos los colores del arcoiris" que aparentemente había aterrizado cerca de la granja, en el lecho de un río seco.



 Cuando volvió a la casa y contó a los demás lo que acababa de ver no le creyeron, pensaron que había visto una estrella fugaz y nadie salió a investigar.

Una hora después los 7 adultos y los 3 niños padecerían un prolongado y terrorífico asedio por parte de unos seres del más grotesco aspecto imaginable.

Todo comenzó con el ladrar enloquecido del perro que tenían en el patio.
Elmer Sutton, acompañado por Billy Taylor salió por la puerta de la cocina de la granja para ver qué era lo que molestaba al animal. A continuación, lo que vio debió de parecerle el producto de una pesadilla: una criatura fosforescente parecida a un enano, con enormes ojos y con los brazos extendidos hacia arriba se aproximaba lentamente pero con determinación hacia la casa.



La gente de campo, de vida retirada, no está acostumbrada al trato diplomático y cortés y su costumbre es disparar primero y preguntar después. De esta forma, Elmer Sutton cogió una escopeta y Taylor un rifle 22 y ambos dispararon a la criatura cuando ésta se encontraba a unos 6 metros de la casa, pero el extraño ser desapareció en la oscuridad.

Dentro, los demás oyeron ruidos en el techo de la cocina; los hombres corrieron de nuevo al patio y vieron criaturas similares en el techo de la casa. Cuando dispararon, una de las criaturas cayó y flotó suavemente hasta el suelo sin ningún daño aparente.

Las criaturas eran bajas y delgadas, tenían grandes cabezas calvas con unos grandes y brillantes ojos amarillos a los lados, y una boca enorme que como un tajo les atravesaba el rostro. Las orejas eran enormes apéndices, como las de los elefantes, desproporcionadas en relación con el cuerpo.



 Aquellas criaturas parecían temerosas de acercarse a las brillantes luces de la casa, pero ambas familias estaban  aterrorizadas dada la ineficacia de sus armas, así que se atrincheraron en su interior. Durante unas 3 horas observaron cómo las criaturas se movían alrededor de la casa. En una de las habitaciones, asomó por la ventana otro de aquellos seres y los hombres dispararon a través del cristal.

 Salieron fuera otra vez y uno de aquellos aberrantes seres rozó la cabeza de Elmer Sutton con sus afiladas garras, como si le quisiese coger del pelo.

 Finalmente, atemorizados e indefensos, aquellos hombres, mujeres y niños tomaron la decisión desesperada de huir.

A las 11 de la noche, salieron de la casa en dos coches y como alma que lleva el diablo cubrieron los 16 Kilómetros que los separaba de la comisaría de policía de Hopkinsville, llegando asustados y en estado de shock.



Aquellas dos familias impresionaron hasta tal punto a la policía que, el jefe Rusell Greenwell, su ayudante George Batts, el sargento Pritchett y otros tres oficiales más junto con un periodista local volvieron con ellos a la granja dispuestos a entablar una lucha.

A 3 Kilómetros de Hopkinsville, en el camino de regreso a la granja vieron sobre sus cabezas dos rayos de luz y oyeron un ruido agudo y persistente.

Finalmente, cuando llegaron, no se halló rastro ni del OVNI ni de las criaturas aunque sí se encontaron los cartuchos de algunas balas.

La policía postergó la investigación hasta el día siguiente. Pero a las 2.30 de la madrugada la pesadilla continuó.

La pequeña Mary, que estaba acostada en la cama, miró hacia la ventana y vio los enormes ojos brillantes de una de las criaturas que la observaba desde fuera. La niña llamó en voz baja a los restantes miembros de la familia. Elmer salió y disparó al intruso, que se perdió en la oscuridad.



Eran las 5 de la mañana del 22 de Agosto, aproximadamente una hora antes de que saliera el sol, cuando vieron a las criaturas por última vez y la pesadilla terminó.

 Hay que admitir que no existen pruebas de que las criaturas tuvieran malas intenciones e  incluso se hicieron suposiciones de que aquellos seres que se aproximaban a la casa con las manos en alto, quizá intentaban demostrar que estaban desarmadas y que no eran peligrosas. Pero dada su apariencia no parece que exista un modo de que criaturas así dejen de inspirar miedo.

Cualquiera que sea la verdad de esta historia, todavía hoy, sigue siendo uno de los más extraordinarios y terroríficos casos de encuentros con supuestos seres de otros mundos.